Atrás quedaron los tiempos en los que Egan Bernal era un humilde jovencito cargado de sueños en su natal Zipaquirá, su talento sobre la bicicleta de le dio fama y dinero y tristemente se olvidó de sus raíces.
Sus últimas posturas apoyando el proyecto continuista de Federico Gutiérrez, solo demuestra su ignorancia en temas políticos y su mezquindad con su pueblo.
Egan, campeón del Giro y del Tour de Francia, posa como un levantado más, de esos que tanto abundan en el uribismo.
El jovencito de Zipaquirá se convirtió en otro de esos personajes del deporte colombiano que apenas tienen dinero se olvidan de sus raíces humildes y apoyan proyectos que van en contravía de los más necesitados.
La caída de la imagen de Egan Bernal es evidente pero al poco le importan las críticas, con su dinero y petulancia le da la espalda al pueblo colombiano. Es triste que un personaje hasta hace unas semanas carismático y considerado héroe nacional, ahora pose al lado de los verdugos del pueblo colombiano.